- Título: Todo lo que no puedes ver
- Autor: Joan Llensa
- Ilustrador: Ivan Llensa
- Sello: Createspace
- Precio ebook: 0,99€
- Precio papel: 8,89€
- Temática: relato corto
- Fecha lanzamiento: diciembre/2016

«Todo lo que no puedes ver», es una escalofriante colección de historias que nos llevan al límite de lo que damos por real». Jorge Magano.
Hay quien dice que el verdadero terror es el que procede de nuestro interior. Y si bien es cierto que la sociedad ha evolucionado a pasos de gigante, no ha ocurrido lo mismo con nuestros temores más profundos. Abrir la puerta a «Todo lo que no puedes ver» es adentrarse en un peligroso y oscuro mundo que nos aterra. 23 relatos cortos que te harán sentir inquietud en un marco muy variado. Un viaje a través de una atmósfera de suspense, que te llevará a replantearte la realidad tal y como la conoces. Los vecinos de al lado, la inmortalidad, la venganza, la reencarnación, un secuestro, el maltrato… cada uno de estos temas se entrelazan con lo sobrenatural, lo místico y lo fantástico para hacerte dudar de aquello que das por sentado en tu vida cotidiana. Joan Llensa no pretende asustar. Este joven autor llega dispuesto a mostrar aquello que se oculta a nuestros ojos, a sorprender al lector cruzando con él la delgada línea que separa la luz de la oscuridad/la realidad de lo misterioso. Tras cada una de las historias, descubrirás un mundo que no pensaste tener tan cerca y que no podrás apartar de tu mente aunque cierres el libro. ¿Te atreves a cruzar la línea?
Para la reseña número 77 os hablaré de una antología de relatos cortos que llevan por título genérico «Todo lo que no puedes ver«. Con ese título el autor, Joan Llensa, hace una declaración de objetivos. Nadie se puede llevar a engaño. ¿Qué es lo que no se puede ver? Todo aquello que nos da miedo, pavor, tristeza y que no podemos evitar sentir.
Con sus veintitrés relatos Joan nos introduce en el terror más básico, ese terror más cotidiano que siempre es el que da más miedo pues es el más cercano.
Veintitrés relatos que se leen en un momento, ni demasiado cortos para no estar bien completados; ni demasiado largos para resultar cansinos. Cada uno dura lo necesario para contar su historia y para que el lector sienta que hay oscuridad a su alrededor.
Creo firmemente que los relatos cortos son un gran fuente de magníficas obras, obras tan válidas como las novelas e incluso, con más entidad que muchas novelas llenas de palabras huecas.
No me puedo despedir sin nombrar a Ivan Llensa, que a sus diez años se encargó de ilustrar los relatos de su padre. No se puede negar que Ivan tiene talento para la ilustración, sí señor.